
Proyecto Munay
En 2017 la agencia Reuters publicó un dossier de las peores ciudades para las mujeres, y aunque parezca difícil de creer, en ella Lima ocupaba el quinto lugar.
Disparidad de nivel de educación respecto a los hombres, difícil acceso a servicios de salud, escasa empleabilidad, discriminación laboral e inequidad de sueldos a causa del género, nulas facilidades para mujeres gestantes y madres lactantes...
Ante esta realidad, nuestra respuesta fue tratar de poner en marcha un centro integral de apoyo, que permitiera la conciliación de la vida laboral y profesional de la mujer. Un centro que llamamos Munay y que ofreciera a todas ellas y a sus familias, un completísimo abanico de servicios en diferentes ámbitos: capacitación profesional, búsqueda de empleo, desarrollo personal, atención psico-social, ocio y tiempo libre...
Una propuesta que trató de dar, con visión de 360 grados, una respuesta innovadora y eficiente a varios de los gravísimos problemas que aquejaban y aquejan a las mujeres de esta ciudad independientemente de su condición socio-económica. A través de apoyarlas decidida y eficazmente para que lograran compaginar su faceta de madres y trabajadoras, nuestra acción quería servir también como elemento de prevención y/o detección e intervención temprana en situaciones tan terribles como la violencia de género, el maltrato físico y psicológico en la pareja, el acoso...
El de Munay fue un modelo de intervención inclusivo, solidario y autosostenible que tuvo como base la participación comunitaria. De hecho nació de la comunidad ciudadana del distrito en el que trabajamos para abrir nuestra primera casa: la Municipalidad de Miraflores. En concreto de un grupo de mujeres miraflorinas que sufrieron y habían sufrido serias dificultades a la hora de poder ser profesionales y mamás al mismo tiempo. La escasez de guarderías y nidos a precios asequibles que garantizaran una atención integral y de calidad para sus hijos, o la dificultad de encontrar personas de confianza con quien dejarlos cuando la familia estaba lejos, fueron algunas de ellas.
Ese grupo de mujeres pasó a ser una asociación independiente, con su propio proyecto en marcha. Una entidad conformada por mujeres con el objetivo de trabajar para las mujeres, para sus hijos y para sus familias. Una entidad que fue nuestro socio estratégico en el diseño de este proyecto y que gracias a ese trabajo puso en marcha algo así como una primera versión, un primer espacio que respondió al concepto Munay, que ellas llamaron La Semilla.
Nosotros, por nuestra parte, seguimos trabajando para que nuestro primer Munay se hiciera también una realidad. Algo que por desgracia aún no hemos logrado conseguir, pero que estamos seguros lograremos en algún momento. Y cuando ese momento llegue, sabemos que de inmediato otras organizaciones, comunidades y entidades pondrán en marcha en todas partes sus propios Munays. Munays que seguramente también llamarán de otras formas, como hicieron las mujeres de La Semilla.
Y es que Munay, como el resto de las propuestas de nuestra organización, nació con la idea clara de ser replicado cuantas más veces mejor y lo antes posible, por todas aquellas organizaciones que compartan con nosotros el interés de apoyar de forma eficaz a la mujer, madre y trabajadora. Porque Munay nació de una filosofía marcada por la idea de universalización de los servicios sociales, que defiende y defenderá siempre que éstos deben estar al alcance de todos los ciudadanos sin importar su estrato social, pero que sin embargo se preocupa de dar especial atención a aquellos que se encuentran en situaciones más vulnerables.
Como proyecto de desarrollo, Munay no busca ningún tipo de beneficio económico y todas y cada una de las utilidades que el proyecto pudiera generar, serían íntegramente destinadas a atender ésta y otras propuestas de intervención de nuestra organización en las zonas más empobrecidas.
El compromiso y la implicación directa en el desempeño de tareas comunes una parte fundamental de nuestra propuesta. Pero siendo conscientes de la imposibilidad para muchos de poder aportar su contribución al proyecto exclusivamente en esta forma, también abrimos la posibilidad de que las familias pudieran contribuir con donaciones económicas al sostenimiento de las actividades en las que participaran. Estas donaciones se aceptarían únicamente teniendo en cuenta el nivel de renta de cada una de las familias, de forma que aquellas que tuvieran un nivel adquisitivo mayor pudieron hacer aportaciones monetarias más grandes (que igualmente no les eximirían bajo ningún concepto de participar también personalmente en determinadas acciones).
Aquellas otras que con sus donativos no pudieran ni siquiera costear un mínimo necesario para sufragar los costos básicos de los servicios de los que disfrutaran, se comprometerían a colaborar con horas de trabajo voluntario para el sostenimiento de nuestra labor social, aportando a ésta sus capacidades en función de las diferentes necesidades de nuestros proyectos. A estas horas de trabajo se les asignaría un valor monetario único independientemente del perfil profesional y las tareas concretas desempeñadas. En contra de las leyes del mercado, en Trust and Support creemos firmemente que una hora de vida del profesional menos cualificado tiene exactamente el mismo valor que la del más capacitado, y en nuestra comunidad queremos que ese sea el modelo de intercambio.
Entre los servicios concretos que Munay proporcionaría estarían:
- Oficina de capacitación, entrenamiento y apoyo en la búsqueda de empleo
- Programas de capacitación profesional de muy corta duración y alto nivel de demanda en el mercado de trabajo
- Programas de capacitación profesional en las denominadas capacidades laborales básicas
- Programas de capacitación en gestión de economía doméstica
- Apoyo y acompañamiento social en el manejo de todo tipo de problemáticas
- Apoyo psicológico (individual o familiar)
- Talleres de sensibilización sobre diferentes temáticas
- Espacio de co-working
- Sala de lactancia
- Ludoteca y guardería
- Escuela de padres
- Talleres de crecimiento personal
- Actividades físicas y deportivas
- Actividades culturales y artísticas
- Actividades de ocio y tiempo libre
- Sala multiusos
- Charlas, debates, conversatorios
- Banco de tiempo e intercambio de servicios
- Servicio de cocina
Por último queremos señalar que desde un inicio que en nuestros Munays cuidaremos siempre el trabajo de evaluación continua y de gestión de calidad que dé a nuestra intervención el mayor grado posible de eficacia y eficiencia en todos los aspectos. Paralelamente elaboremos en base a ese trabajo una recopilación de buenas prácticas y una guía de implementación que permita la inmediata réplica de nuestro proyecto en cualquier otro lugar.
Este aspecto es para nosotros de vital importancia y concede a Munay una trascendencia enorme. Ser un banco de pruebas que pueda llegar a ser un ejemplo a seguir en cuanto a gestión participativa, desarrollo comunitario sostenible, solidaridad, co-educación, educación innovadora en los ámbitos formal y no formal, protección y apoyo a la mujer...
Un modelo de desarrollo no sólo económico, sino también y al mismo tiempo humano, social, sostenible, participativo, inclusivo y solidario, que tenga a la mujer, a los niños y a la familia como protagonistas y que sea el vehículo perfecto para implicar a la ciudadanía en una labor activa, en un apoyo continuado y eficaz a personas y comunidades en situaciones desfavorecidas, más allá, mucho más allá de la solidaridad a la que hasta hoy estuvimos acostumbrados, y que sólo nace en momentos puntuales como la Navidad o como apoyo a los damnificados en todo tipo de catástrofes.